QUINTINA VIVAS


Este año los Reyes Magos no nos han dejado nada y además se han llevado a Quintina Vivas.


Se llamaba así con este nombre al quinto hijo de la familia. Pero a quien conocí debió llamarse Prima (primera) o Primavera, por la alegría que transmitía como flores.
Hay mujeres que luchan a diario con sus ojos abiertos y sonrisa siempre a punto, para satisfacer las necesidades básicas de todo tipo, eso si sin una queja.
Yo la conocí atendiendo a su padre el viejo “Salvagatas”, abuelo de Gaspar “Molina”, y a su montón de hijos en su casa, en el taller (el obrador) amasando y retirando las piedras o arenillas para fabricar los alfaros que terminarían siendo las vasijas o cacharros en general de su marido y su cuñado alfareros.
Sabia que el mundo era cruel, pero siempre esta mujer ofrecía a sus "polluelos," y a algun “cazabombardero” espontáneo como yo, un plato delicioso de patatas cocidas con sopas de pan o pimientos, y por supuesto compañía, compartir afectos, un techo caliente y una cocina de hierro en el suelo con alguna pota de comida.
Y a pesar de las múltiples grandes y pequeñas derrotas que ellas encuentran con el paso demoledor del tiempo y de los días, volvía a emprender sus empleos y labores, con la terquedad de quien se aferraba con entereza a la vida.
Hasta luego Gran Quintina, volveré. Pp (Lu Cabany)